Cuando
muchos de los seguidores de Dylan estábamos realmente intrigados del porqué no
se habían editado todavía, en junio de 1975, Columbia Records publica ‘The
Basement Tapes’; un compendio de improvisaciones, canciones tradicionales,
versiones y temas nuevos que Bob Dylan registró a mediados de 1967 en la
habitación roja de su casa en Woodstock, y en el sótano de Big Pink, la casa de
campo pintada de rosa en West Saugerties donde ensayaba su banda de
acompañamiento, The Hawks, posteriormente conocidos como The Band. Para los
incondicionales, aquella ‘muy esperada’ publicación, llegaba bastante tarde, ya
que gran parte –por no decir toda– de aquellas míticas cintas (varias decenas)
habían sido desgranadas en sendos discos piratas; de hecho, el primer bootleg
ilegal que apareció en 1969 en el mercado, ‘Great White Wonder’ (doble álbum)
estaba dedicado al bardo de Minnesota. Y en el mismo, entre muy jugoso
material, se encontraban varios de los temas registrados en Woodstock:
canciones que cambiarían la forma de componer de los Beatles y los Rolling
Stones en ese mismo año 1969. Ni que decir tiene que a partir de ese bootleg de
Dylan que se hizo muy popular, llegaron unos cuantos centenares más. Los que
seguimos la carrera de Bob hemos estado muy al tanto de esas publicaciones,
muchas de ellas con material de estudio y en directo, pero numerosas con temas
registrados en el sótano. Y cuando prácticamente todo acerca de esas grabaciones
ha sido editado (existen hasta cajas ilegales con 10 discos), hoy, casi medio
siglo después, aparece ‘The Basement Tapes Complete’ (estuche con seis discos
compactos y un muy atractivo libro), edición que supone la undécima entrega de
la colosal y sorprendente ‘The Bootleg Series’ de Dylan que viene apareciendo
desde 1991.
Como
era de esperar, la discográfica se ha apresurado a resaltar que de los 138
temas recogidos, algunos han sido descubiertos recientemente, lo que aporta a
esta nueva caja un valor añadido, a pesar de que algunos de estos cortes están
inacabados. Precisamente es esa espontaneidad la que confiere a estas
míticas cintas una detenida escucha; si
bien conviene conocer en qué contexto fueron registradas. Para ello nos tenemos
que remontar a mediados de 1966. Después de una gira mundial que le llevó por
todo Estados Unidos, Canadá, Australia y Europa, Dylan es una caricatura de sí
mismo: el tabaco y la droga lo tiene completamente desequilibrado. Todo ello
sumado a que apenas comía, confiere a Bob con gafas de sol que no se quita desde
que se levanta hasta que se acuesta, una imagen quijotesca; extraño perfil que
complementa vistiéndose de negro de los pies a la cabeza. El 29 de junio de ese
mismo año, Dylan sufre un accidente con su moto Triumph Tiger 100. Desde ese
mismo día, los rumores comienzan a crecer: que ha quedado paralizado,
desfigurado, e incluso que ha fallecido.
No
hay camino fácil que lleve a algo que valga la pena, y es por ello que Bob, cuando
reaparece un año después con barba, bigote y con aspecto mucho más saludable, un
arduo trabajo le ha costado volver como un hombre nuevo: quizá aquel “accidente” (muchos estudiosos y críticos
sostienen –yo también me apunto– que no hubo tal percance, sino que ingresó en
una clínica de rehabilitación) hizo comprender a Bob los riesgos de la droga y
de una vida desordenada. Por fortuna cambió las substancias peligrosas por
‘medicina lírica’ surgida de su inspiración, ofreciéndonos –a su ya entonces deslumbrante
y extenso cancionero– un puñado de canciones atemporales grabadas en un viejo
sótano acompañado de una banda legendaria.
When many Dylan fans were really
puzzled why they had not yet released, in June 1975, Columbia Records released
'The Basement Tapes'; a collection of improvisations, traditional songs, covers
and new songs that Bob Dylan recorded in mid-1967 in the red room of his home
in Woodstock, and in the basement of Big Pink, the pink painted cottage in West
Saugerties where he rehearsing with his backing band, The Hawks, later known as
the Band. For committed, that 'much anticipated' publication, arrived quite
late, as much –if not all– by those mythical tapes (several dozen) had been
shelled in two bootlegs; in fact, the first illegal bootleg appeared in 1969 on
the market, 'Great White Wonder' (double album) that was dedicated to the Minnesota’s
bard. And therein, including juicy material were several issues recorded in
Woodstock: songs that would change the songwriting of the Beatles and the
Rolling Stones in the same year 1969. Needless to say that from that bootleg
Dylan that became very popular, they come hundred more. Those who followed the career of
Bob have been well aware of these publications, many with study material and live,
but many tracks recorded in the basement. And when almost everything about
these recordings have been released (there are even pirate boxes with 10
discs), today, almost half a century later, appears 'The Complete Basement
Tapes' (box with six compact discs and a very attractive book) edition that represents
the eleventh installment of the colossal and amazing Dylan’s 'The Bootleg Series' released since
1991.
As expected, this new box has been
quick by the company to note that of the 138 items collected, some have
recently been discovered, which gives this new box added value, even though
some of these cuts are unfinished. It is precisely this spontaneity that makes
these mythical tapes careful listening; although you should know in what
context were recorded. To do this we must go back to mid 1966. After a world
tour that took him across the US, Canada, Australia and Europe, Dylan is a
caricature of himself: the snuff and the drug has completely unbalanced. All
this combined with barely ate, confers to Bob with sunglasses not removed from
standing up to lying down, a quixotic image; odd profile that complements his black
dressing from head to toe. On June 29 of that year, Dylan has an accident with
his motorcycle Triumph Tiger 100. From that day, rumors begin to grow: that has been paralyzed, disfigured, or even
deceased.
No easy road that leads to something
worthwhile, and that is why Bob reappears a year later with a beard, mustache
and more healthy, hard work has taken him to back as a new man, perhaps an "accident"
(many fans and critics say –I’m also–that there was no such mishap, but him entered
in a rehab clinic) for which Bob did understand the risks of drug and
disorderly life. Fortunately he changed the hazardous substances for 'lyrical medicine'
arose from his inspiration, offering –his and then dazzling and extensive songbook–
a handful of timeless songs recorded in an old basement accompanied by a
legendary band.
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