martes, 18 de junio de 2013

En compañía de las baladas de Gilbert O'Sullivan (Naturalmente)


En compañía de las baladas de Gilbert O'Sullivan (naturalmente)



Los holandeses están de suerte, ya que el incombustible Gilbert O’Sullivan actuará hoy día 18 de junio en Amsterdam, el 19 en Enschede, y el 20 en Hertogenbosch. Ciudades que tendrán el privilegio de escuchar su hasta ahora último trabajo, Gilbertville (2011), sus hits y su reciente single dedicado a todas las madres del mundo: “Me  Mum” (2013). El mercado europeo y sobre todo el nipón, siguen ofreciendo su soporte a uno de los compositores irlandeses más famosos. Y te preguntarás el porqué, pues sencillamente porque sus muchas baladas han enamorado a miles y miles de mortales.  

Todo comenzó cuando O’Sullivan que entonces vivía con sus padres y hermanos en Swindon (Gran Bretaña) escribió en 1969 al cantante, compositor  y cazatalentos, Gordon Mills (Tom Jones, Engelbert Humperdinck). A Mills no les gustó demasiado la apariencia demasiado chaplinesca de Gilbert: pantalones cortos, grandes botas, gorra, chaleco, y un corte de pelo como si le hubiesen colocado una cacerola y a continuación cortado el cabello que asomaba por debajo de la misma. Sin embargo, sí que le encantó su bagaje musical, y como era un zorro viejo en las lides de promoción, ofreció al mundo aquella imagen de aquel tipo entre tímido y extrafalario, acompañado de un tema inolvidable, “Nothing Rhymed” que alcanzó el nº 8 en U.K. A partir de ese momento, el público simpatizó con O’Sullivan, enamorándose de la lírica de aquella balada, a la que siguieron los éxitos, “Underneath The Blanket Go”, “We Will”, y “No Matter How I Try”, todos ellos en 1971.

El triunfo también le acompañó en 1972 con el bombazo “Alone Again (Naturally)”: nº 1 en USA, y 3 en Gran Bretaña. Una canción instrospectiva en la que recuerda la tristeza causada por la muerte de su padre. No obstante, muchas de las miles de parejas que bailaron (lo siguen gaciendo) aquel tema, desconocían el significado de la canción que creyeron que hablaba de un chico que había perdido un amor (naturalmente). En noviembre de ese mismo año –coincidiendo con un cambio de imagen en la que Gilbert con el cabello largo y cardado, solía también mostrar su velludo pecho–, “Clair”, su nuevo single, alcanzó un rotundo número 1 en Inglaterra. O’Sullivan escribió el tema inspirado por la hija pequeña de los Mills, a la que ocasionalmente cuidaba en ausencia de éstos. Justo al año siguiente, en noviembre de 1973, otro impacto en las listas británicas: “Why, Oh Why, Oh Why” (nº 2), en la que narra el triste final de un matrimonio, después de que uno de los cónyuges perdiera el interés por el otro. Y eso es lo que ocurrió entre Gilbert y Gordon: el irlandés se había convertido en una fábrica de éxitos millonarios de los que no percibió el porcentaje que debía. Para que te hagas una idea, “Clair” vendió en pocas semanas más de medio millón de unidades en U.K. alcanzando una suma de 600.000 libras, de las que Gilbert solo cobró 21.000.

En 1977 el cantante decidió separarse de Mills, a la vez que le llevó a los juzgados dos años después en un intento de recobrar su libertad y obtener los masters de sus grabaciones. Mientras tanto y con un par de lo que se tiene que tener en estos casos, Gilbert prefirió no cantar ni registrar (sí que siguió escribiendo) ninguna nueva canción. La justicia le dio la razón y en 1982 O’Sullivan recibió 7 millones de libras por royalties atrasados, y también el control de sus canciones, lo que compensaba por fin el mísero contrato leonino que firmó con Mills en 1969. Más animado (naturalmente), en 1980 volvió por la puerta grande con su álbum Off Centre, del que se extrajo el single “What’s in a Kiss” número 1 en España durante siete semanas consecutivas.

Por cierto, y hablando de nuestro país, pocos años antes del litigio entre O’Sullivan y Mills, en septiembre de 1974, Gilbert recaló por primera vez en Barcelona, y he aquí que un servidor (la primera actuación en su vida a la que acudía, ver la entrada al lado de mi dibujo) acompañado de dos amigos del barrio, tuvo la ocasión de escuharle en directo. Precedidos por lo que contaban los periódicos de ese día acerca de su escueta y casi conflictiva (no le gustaron algunas preguntas) rueda de prensa del día anterior, y de su reciente hit, “A Woman’s Place” que sonaba insistentemente en las ondas,  los tres amigos que nos acercamos al Palacio Municipal de los Deportes, disfrutamos tanto del concierto como de la compañía de las jovencitas que estaban a nuestro lado. O’Sullivan llegó, cantó y triunfó. También bailó y besó a una afortunada joven del público, y después de cantar por espacio de tan solo una hora (excusándose muy flematicamente de que su voz ya no podía más) éxito tras éxito, finalizó con el “Get Down” con todo el público en pie y bailando al compás de los acordes. Un recuerdo para mí inolvidable que dentro de pocos meses cumplirá 39 años, y el cual dedico (naturalmente) a todos los que leen y comentan aquí mis entradas y dibujos.  




Juan Manuel Escrihuela, 18 junio 2013
Artículo y dibujo publicado en Facebook Lenoir 
Todos los derechos reservados

martes, 28 de mayo de 2013

Wings Over America – Un convoy a la velocidad del sonido


Ilustración a cargo de Juan Manuel Escrihuela. Derechos reservados.


Los aficionados a los Beatles, y sobre todo los de Paul McCartney, hoy día 27 de mayo estarán dichosos, ya que se publica oficialmente “Wings Over America (Deluxe Edition)”. Esta reseña va dedicada a ellos –incluidos mis apreciados amigos Frikels– que deben de estar ya disfrutando de la edición al haber realizado la pre-order.


Contenido de "WIngs Over America" (Deluxe Edition)
Auspiciados por el enorme suceso en Estados Unidos de los álbumes, “Band On the Run” (1973), “Venus And Mars” (1975) y “Wings at the Speed of Sound” (que se publicó el 26 de marzo de 1976 en USA), el grupo se embarcó en mayo de 1976 –para precisamente promocionar ese disco– en una mastodóntica gira de 31 conciertos –de casi tres horas cada uno– por territorio norteamericano y canadiense que consiguió más de 4 millones de dólares en taquilla. El primer show debería haber comenzado el 8 de abril en Fort Worth (Texas), pero debido a que la noche del 26 de marzo –la última fecha del tour europeo, que proseguiría en septiembre– Jimmy McCulloch (1953-1979) se fracturó un dedo de su mano izquierda al resbalar en la bañera (¡cómo iría el muchacho!), se tuvo que posponer hasta el 3 de mayo. Con unas semanas libres por delante, Paul y Linda tuvieron tiempo para relajarse y ayudar a Ringo con sus recién iniciadas sesiones de su disco “Ringo’s Rotogravure”.

A los pocos días de emprenderse la gira, Paul estaba super feliz por el éxito de la misma: “Aquí estoy con 33 años y me siento como si tuviera 13”. En efecto, después de una desastrosa gira de George Harrison en 1974 –debido en parte a sus problemas con sus cuerdas vocales– por aquellas mismas tierras, un John Lennon anclado entre dos amores, y un Ringo Starr de quien no se esperaban demasiadas sorpresas, McCartney devolvió a la juventud seguidora de los Fab Four, lo que tanto tiempo habían estado esperando: escuchar canciones de los Beatles en directo. Y así fue, ya que los Wings interpretaron cinco temas de aquel famoso legado a mitad de cada show, finalizando con “Yesterday” que interpretaba Paul en solitario con su guitarra acústica. Una balada inolvidable que fue recibida noche tras noche con una estruendosa ovación.

El resultado de aquel memorable tour que devolvió el espíritu Beatle a miles de norteamericanos, tuvo su documento sonoro para la posteridad: el triple álbum “Wings Over America”, y también con un filme denominado “Rockshow” (que recogía actuaciones de la gira mundial de ese año) que se estrenó en noviembre en Nueva York, y en abril de 1981 en Londres. Pues bien, “Wings Over America” que es el que hoy (dentro de la campaña del catalógo del McCartney en plan edición de lujo y que con cada nueva entrega, resulta ser mucho más grande) aparece oficialmente en una gran caja que incluye el álbum original triple (ahora en dos discos compactos), un tercero con el audio de ocho temas registrados (no se especifica el día, ya que los Wings actuaron el 13 y 14 de junio de 1976) en el Cow Palace de Daly City, California, situada muy cerca de la vecina San Francisco, y un DVD con el especial televisivo “Wings Over the World” y una galería de fotos titulada “Photographer’s Pass”. En suma: todo un lujo sonoro y visual que se complementa con cuatro lujosos libros de memorabilia que a buen seguro harán las delicias de todos sus incondicionales. 


Juan Manuel Escrihuela, 24 mayo  2013

domingo, 12 de mayo de 2013

Se nos fue la voz de Constantino Romero (1947-2013)


Constantino Romero (1947-2013) Ilustración del autor



Para los que éramos unos adolescentes a comienzos de la década de los 70, ayer fue un día triste, ya que nos dejó ConstantinoRomero.

Mucho antes de que su tremendo carisma brillara en sendos programas de televisión como “El tiempo es oro”, “Alta tensión”, “Valor y coraje” o ”Una vez en la vida”, entre otros, y que su voz se convirtiera en una de las más solicitadas en el terreno de los doblajes,  Constantino ya despuntó y nos deleitó a toda una generación de jóvenes a través de programas de radio como el mítico “Trotadiscos” (Radio Barcelona) –dirigido por Ángel Casas– que obtendría el celebrado “Premio Ondas”

Las emisiones del mismo comenzaron el 1 de febrero de 1971, con “Tino” y Rafael Turia, quienes nos presentaron cada noche a las 21 horas, todas las primicias musicales que iban apareciendo allende los mares, y que muchas de ellas –en tiempos de todavía censura musical– tardarían años en aparecer sin mutilaciones en nuestro país. Mi saber musical creció con aquellos programas (que descubrí a finales de ese mismo 71, y que desde entonces, pocos me llegué a perder) y la lectura de rotativos musicales británicos de la talla del “Melody Maker” y “New Musical Express”.

Si los americanos tenían con Sinatra a su “voz”, los españoles también gozábamos de nuestra “voz”, la del albaceteño (Chinchilla de Monte-Aragón) Constantino Romero, al cual vamos a echar mucho de menos. 

Ignoro si en Radio Barcelona guardan en sus archivos aquellas míticas emisiones, ya que sería estupendo volver a disfrutar de ellas, pero siempre que deseemos escucharle, tan solo nos bastará ver cualquiera de las películas de Clint Eastwood (su doblaje más celebrado) para que su voz nos alegre el día.  

Os dejo un enlace en el que podréis escuchar y descargar la sintonía de “Trotadiscos” y en el que se incluye la declaración de Ángel Casas cuando recibió el Premio Ondas en 1972.



Juan Manuel Escrihuela 12 mayo de 2013


(Esta entrada ha aparecido anteriormente en la página Facebook de Ediciones Lenoir)

jueves, 4 de abril de 2013

America: La historia de una portada


Dibujo: Juan Manuel Escrihuela (Todos los derechos reservados)



Sabía de su existencia y tenía que encontrarla: se trataba de la foto de los indios que aparecen en la portada del primer álbum del trío America, y que formaba parte de un gran poster mural de los muchos que se pusieron de moda a comienzos de la década de los 70, y que solían venderse en Londres en tiendas como Granny Takes a Trip. Tardé bastante tiempo, pero al final gracias a la red, conseguí dar con ella. Bien, el caso es que ese póster colgaba de la pared de la oficina del productor Ian Samwell (guitarrista y compositor a finales de la década de los 50 y comienzos de los 60 de varios de los temas de Cliff Richard & The Drifters, y tiempo después The Shadows, entre ellos, “Move it”), en la Warner Bros de Londres, quien se interesó en 1970 al escuchar una cinta –que le pasó un tal Dave Hauson– en la que sobresalía un solo de guitarra de Gerry Beckley, uno de los tres jovenes de padres militares americanos sitos en la base de la United States Air Force en RAF West Ruislip, Londres. También destacaba otra de las canciones, “Desert Song”, tema que impactó en Samwell y que posteriormente se tituló “A Horse With No Name”. En abril de 1971, Gerry Beckley, Dewey Bunnell, y Dan Peek, bajo producción de Jeff Dexter (a quien conocí en persona el septiembre pasado en Londres), Ian Samwell y también de ellos mismos, se encontraban en un descanso de la grabación de su primer larga duración en los estudios Trident, y Samwell tomó la foto de la portada, quien se la pasó a Nigel Waymouth (uno de los dueños de la citada Granny Takes a Trip) para que realizara la maqueta de la portada y el título. El resto es historia: America desbancó de las listas por partida doble al prolífico Neil Young. El single “A Horse With No Name" alcanzó el número 1 de las listas, de forma que la genial “Heart of Gold” del canadiense bajó a segundo lugar; repiténdose poco después el mismo logro con America, el álbum del trío que llegó a la primera posición que había ocupado el vital Harvest de Young.

El parecido de la voz de Bunnell (compositor de “A Horse With No Name”) con la de Young, propició que los disc-jockeys presentasen en Estados Unidos el sencillo como la nueva banda del Neil Young, amén de las consabidas comparaciones (por el estilo acústico-vocal de America) con Crosby, Stills & Nash. Jimmy McDonough, el biógrafo de Neil Young detalló en su libro Shakey, que el propio padre de Neil Young llamó a su hijo para felicitarle por el éxito de “A Horse With No Name”. Poco después, el mosqueo de Young fue mayúsculo cuando también se enteró de que David Geffen y Elliot Roberts –sus managers– habían fichado al trío America. Cuentan que Neil les llamó enfurecido gritándoles: “¿Váis a perder el tiempo con una banda copia, cuando tenéis aquí al original?” Aún así, Young y America –por mediación de Elliot– se conocieron por esos días en el rancho del primero, y aunque no hubo ningún pensamiento de colaboración, sí que departieron unas copas amigablemente.

¿Cuántas veces habremos contemplado la portada de uno de los discos más influyentes de la década de los 70? ¿Quiénes eran aquellos indios de cara asustada que estaban detrás de Dewey, Gerry y Dan? La foto original e integra, datada en 1887, y que figura en The National Archives, reza que son ocho prisioneros de la tribu Crow en Fort Snelling, Montana, vigilados por soldados del ejército yanqui. Amigo lector aquí tienes el enlace por si quieres ver la instantánea.
Como decía al principio, me costó encontrarla, pero ahora, creo que mi dibujo ha plasmado la portada completa del disco.




Juan Manuel Escrihuela, 4 abril 2013
(Todos los derechos reservados)
(Dedicado a Pep Molist, Ángel Ardevol, Txus McCann,
Francisco Javier Gállego, Joan Serra, Carlos Martín,
y a mi hermano Jordi)





America: 'A Horse With No Name'